Escúchame bien, NUNCA, NUNCA volveré a verte, no quiero saber nada más de ti, si quisieras volver a saber de mí, tendrías que ir a mi casa a buscarme.

Milagrosamente a la Semana Santa siguiente con un tiempo casi veraniego, los pasos se pusieron en la calle radiantes. La noche se echó encima y curiosamente metros antes de llegar a la casa de aquel vecino que había renegado de todo lo que tuviera que ver con aquel Santo, se formó un vendaval, empezó a llover como si el cielo rabiara… a toda velocidad y sin otra posibilidad más cercana, el capataz del paso corrió a llamar a la puerta de la casa más próxima ya que se vislumbraba una entrada de garaje donde podría guarecerse el paso y así el Cristo no sufriría daño alguno

Sin palabras se quedó aquel padre que un año antes lloraba de rabia desconsolado por la pérdida de su hijo cuando vio que EL CRISTO había llamado a la puerta de su casa.

Se postró arrodillado ante Él y llorando desconsolado le pidió perdón mostrando su mayor arrepentimiento ya que gracias aquel hecho, el hombre entendió todo lo que había sucedido”

Muchas veces los caminos del Señor no llegan a nuestro entendimiento

Reflexionar sobre lo que habéis leído, muchas veces no sucede lo que esperamos o deseamos con tanta ansiedad y todo es por algo. Mientras que nos focalizamos en un tema que nos preocupa, terminamos perdiendo la perspectiva, la intuición, la luz, focalizándonos cada vez más en un YO que nos aparta del camino.

Los Santos velan por nosotros, siempre Están, son cobijo, amor, paz, sabiduría y ejemplo. Acercaros a los Santos, a su ayuda y protección a través de mí Tarot,  os sorprenderá el cambio que dará vuestra vida.